26 Oct La vida es aquello que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes
Aloha!
Este fin de semana he tenido intensivo y retiro de silencio de mindfulness y me han venido muchas luces por el camino. Una de ellas tiene que ver con la palabra «planes«. Mientras estaba realizando un ejercicio de meditación guiada llamado «body scan», que consiste en ir poniendo conciencia en todas las partes del cuerpo en una postura cómoda, generalmente en «savasana» (o también llamada postura del cadáver, en absoluto relax, estirada boca arriba) a lo largo de cuarenta y cinco minutos, mi mente se iba y volvía, como suele pasar.
Aparentemente podría parecer que el ejercicio debe de consistir en seguir estrictamente los «planes» de la voz que dirige el circuito corporal, dejando a un lado, tapando o eliminando todo atisbo de discurso mental que se pueda generar al margen. Eso se supone que es la meditación, ¿no? Dirían algunos, «aquietar la mente», «no pensar», etc, etc. Pero los que meditamos sabemos que eso no siempre ocurre. No siempre se llega a ese estado silencioso de la conciencia en el que no hay nada. O está todo, pero desde tan lejos que casi no se escucha. Y cuando se llega, no se llega porque en el inicio se puso la intención o el «plan» de llegar a ese lugar. (Es como esas noches en las que no quieres salir de casa, por lo que sea alguien te convence y pasas una de las mejores noches de tu vida, sin esperarlo. Las mejores cosas no se puede premeditar).
Meditar es poner la intención de meditar, sin expectativas y con todo el cuerpo, las emociones y los pensamientos del presente. Meditar es no juzgar si lo estamos haciendo «bien» o lo estamos haciendo «mal» mientras recorremos ese mapa corporal, porque ¿quién somos nosotros para saber si aquella experiencia está siendo buena o mala para nosotros desde una perspectiva tan cercana? Lo que está sucediendo en el presente es exactamente lo que necesitamos, lo entendamos o no lo entendamos con la razón. Ya lo entenderemos más tarde, algún día. Uno de nuestros peores enemigos es el intentar entender o juzgar todo lo que nos pasa o hacemos mientras lo estamos viviendo o haciendo. Vivámoslo. Hagámoslo. Plenamente. Sin más. Esa es la tarea. Vivir las cosas de frente.
Y desde ese lugar, mientras disfrutaba mi «body scan», observaba cómo mi mente -o la mente- se entretenía hilvanando circuitos paralelos, los soltaba y volvía al cuerpo. En ese ir y venir, en ese habitar en un doble plano, el de tratar de seguir los «planes» de la voz y el de entretenerme sobremanera con las ideas y aventuras que la mente generaba, me vino aquella frase de John Lennon: «La vida es aquello que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes». Y así es, si ponemos conciencia en ello, veremos que casi siempre se da esa tensión entre opuestos, de dos historias o dos planos que se retroalimentan para que podamos ir aprendiendo y avanzando en un camino troncal que es el que nos va formando como seres humanos en nuestra experiencia de vida y nos va convirtiendo en lo que somos.
La vida es aquello que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes
Así que, por un lado, una de las conclusiones es:
1. Suelta tus planes, ¡no sirven para nada! O síguelos, pero sin darles demasiada importancia. Lo divertido de los planes es ver cómo se desmontan, para descubrir de qué se trata la vida que hay tras ellos, en la historia de verdad.
Otra de las conclusiones es:
2. Agradece y acepta todo lo que te trae al presente tu mente, tus sensaciones físicas, tus emociones. Y todo lo que te traiga la vida, interno o externo. (Agradecerlo y aceptarlo no significa estar de acuerdo con ello. Significa agradecer y aceptar que aunque te cueste entenderlo, es lo mejor para ti en ese momento, exactamente lo que necesitas).
La última es:
3. Mantén todo el rato tu mente del principiante, tu curiosidad innata, la mirada del niño. Cada segundo que respiramos es nuevo, disfrutémoslo y vivámoslo como tal. Quizás así, la vida nos sorprenda.
Y por último, una cuestión final acerca de los planes, que también apareció de forma sincrónica en uno de estos días de meditación. Sólo tú tienes la respuesta:
¿Qué planeas hacer con tu preciosa, salvaje, única, vida?
A poem by Mary Oliver (Cleveland, Ohio, EE.UU., 1935)
El día de verano
¿Quién creó el mundo?
¿Quién dio forma al cisne, al oso negro?
¿Quién hizo al saltamontes?
Me refiero a este saltamontes,
el que acaba de saltar en la hierba,
el que ahora come azúcar de mi mano,
el que mueve las fauces de atrás para adelante y no de arriba abajo,
el que mira a su alrededor con enormes ojos complicados.
Ahora levanta una de sus patas y se lava la cara cuidadosamente.
Ahora de pronto abre sus alas y se va flotando.
Yo no sé con certeza lo que es una oración.
Sin embargo sé prestar atención
y sé cómo caer sobre la hierba,
cómo arrodillarme en la hierba,
cómo ser bendita y perezosa,
cómo andar por el campo,
que es lo que llevo haciendo todo el día.
Dime, ¿qué más debería haber hecho?
¿No es verdad que todo al final se muere, y tan pronto?
Dime, ¿qué planeas hacer con tu preciosa, salvaje, única, vida?
The Summer Day
Who made the world?
Who made the swan, and the black bear?
Who made the grasshopper?
This grasshopper, I mean-
the one who has flung herself out of the grass,
the one who is eating sugar out of my hand,
who is moving her jaws back and forth instead of up and down-
who is gazing around with her enormous and complicated eyes.
Now she lifts her pale forearms and thoroughly washes her face.
Now she snaps her wings open, and floats away.
I don’t know exactly what a prayer is.
I do know how to pay attention, how to fall down
into the grass, how to kneel down in the grass,
how to be idle and blessed, how to stroll through the fields,
which is what I have been doing all day.
Tell me, what else should I have done?
Doesn’t everything die at last, and too soon?
Tell me, what is it you plan to do
with your one wild and precious life?
Peace & love,
A.
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