
30 Ago All is full of Green
¡Hola! ¡Aloha veraneantes y no-veraneantes!
Las vacaciones parece que terminan para algunos y hace bastante que no escribo en el blog. Este post no tiene una intención concreta, una finalidad mágica ni ningún SuperkalihealthyConsejo oculto. O sí. Sólo hace tiempo que tenía ganas de compartir cosas verdes (que no chistes) con vosotros. En estas fotos llevo un Crop Top de Miss Kleckley Store (fiu fiu, me encanta esta tienda) y estoy en proceso de metamorfosis (de oruga a mariposa), haciendo un poco el camaleón, en la selva moderada de Monells, uno de los pueblos catalanes preciosos que suelo visitar en verano (fue escenario de Ocho apellidos catalanes y este agosto está a tope de turistas curiosos). Durante el periodo de mi ausencia he estado haciendo un viaje fractal, un viaje en espiral hacia adentro que me ha hecho, o me está haciendo, desaparecer para volver a nacer con ojos nuevos. Estoy en proceso de soltar todo lo que ya no está en el presente, soltar todo lo que forma parte del pasado. Y de salto al vacío. Algo que es muy rápido de decir y muy lento de recorrer. Seguro que sabéis de lo que hablo. Cuando estás en un camino y comienzas a dar pasos adelante, luego no puedes volver atrás. Eso pasa en los caminos espirituales, en los caminos creativos, en el de los cambios de hábitos. Para mí pasa en todos los caminos que son realmente caminos, recorridos a conciencia. Y lo que pasa es que a medida que más conocemos, más integramos, más nos pide el gusanillo interno, o la voz del Pepito Grillo. Cuando recorremos un camino que hemos decidido desde nuestra verdad, nos dejamos llevar por un hilo que casi nunca sabemos a dónde nos acabará llevando, pero nos contentamos con la certeza de estar en el lugar correcto en cada momento presente. Nos contentamos con la convicción de la brújula.
El otro día, desde la ventana de un coche observaba los árboles a lo lejos cómo se deslizaban en columnas perfectas, a una incombustible velocidad y se mostraban siempre firmes, rotundos, eternamente libres, muriendo y naciendo a tiempo real. Al tiempo que tocaba. Pensé que la naturaleza es siempre la gran inspiradora, aquella que no tiene límites, que nos recuerda qué somos más allá de nuestras máscaras de persona, de nuestros personajes sociales. Y por eso la necesitamos. Necesitamos sumergirnos en el verde de las montañas y los árboles o en el azul del mar y de los lagos. Quemar nuestros lastres en el rojo del fuego y meter nuestros pies y nuestras manos en el amarillo de la tierra para sentir que eso es lo que somos, al fin y al cabo. Y dejarnos caer, como las hojas caducas, dejarnos de tonterías. Y admitir que el ritmo de las ciudades es simplemente artificial. Una creación nuestra. Una creación fragmentada de la naturaleza. Un espejismo que a veces nos hace perder el norte, perder los tiempos, perder los papeles, perder nuestro origen y nuestra sabiduría. Esa sabiduría innata, más amiga del dejar fluir del corazón que del control de la mente, que sólo se rescata en silencio, a oscuras, muy lejos de las máquinas y de la conexión veinticuatro horas al día. Esa cordura sana, esa cordura completa, robusta, que nos devuelve al presente como una flecha. Ese tipo de cordura, también, que se mantiene cuidando la alimentación, el cuerpo, la mente y las emociones.
Libre desconexión.
¡Sálvanos a todos de las garras del monstruo de hojalata! El monstruo que nos arrancó el reloj interno de nuestra naturaleza de animales humanos (Gruaur!).
Y viva el ser fieles a nuestro corazón, a todo lo que nos conecta con nuestros deseos, sueños, verdades más íntimas, a todo lo que nos permite anclarnos al momento, abrir los ojos, respirar, ser conscientes. Y libres.
Hagámoslo por el mundo que habitamos ahora, por los que estamos ahora y por los que vendrán.
Respira. Y harás que el mundo respire. Libérate. Y liberarás al mundo. Ama. Y harás crecer el corazón de la tierra (no me he tomado un LSD).
All is full of green. Me encanta desaparecer entre los matorrales. Me encanta olvidar quién soy. Me encanta ser una Arya Stark, una girl has no name. Ahora en moderno se le llama detox, se le llama refresh y puede empezar por la nutrición, por tomar zumos verdes por la mañana, por hacer ioga o por la desprogramación mental. Pero todo lleva a un mismo lugar, ese lugar desprovisto del ego, desnudo, en silencio, donde uno se encuentra con uno mismo y ese uno mismo (¿quién es?) es nadie y ese nadie eres tú, que es (o era) el otro y entonces resulta que es el fin de la separación. Porque somos lo mismo, somos el mismo. Y al final todo se resuelve en una suerte de rendición. Rendición a la nada. Al todo.
Y así andamos. Así nadamos. (¿No nada nada? No traje traje).
Para el próximo capítulo intentaré contaros algún truquillo más práctico y concreto. Espero que hayáis sonsacado algo de provecho de este entresijo verde que te quiero verde.
Os quiero.
Blackheart Top by: Town Clothing
Photo shoot by: Jofre Moreno
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