Meditación para el dolor (de regla, or whatever!)

Aloha! Bonjour! Konnichiwa!

Esta soy yo con cara de «hoy tengo concierto y me acaba de venir la regla». ¿Y ahora qué? Soy de las que lo ha pasado mal, muy mal o fatal cuando se acercan esos días, tengo anécdotas de todo tipo y crisis con gritos, mordeduras y desmayos a causa del dolor. Por eso este tema me interesa y suelo hablarlo abiertamente, porque creo que es importante que las personas lo integremos como algo normal, no algo que causa risa, vergüenza, pudor o incomodidad, sobre todo entre hombres. (No me hables de la regla, ¡qué asco!) También he investigado y experimentado mucho, conmigo misma, para encontrar soluciones y llegar a la raíz y, sobre todo, para llegar a sobrevivir y convivir más o menos felizmente con ello. O ella. La regla, el periodo, o mi luna roja.

De hecho, esos días del mes son los días en que estamos más conectadas a nivel energético, son días muy lúcidos y desde que he aprendido o reaprendido a abrazar mi feminidad he logrado hasta sentir placer teniéndola. Es un cambio total, de negar esos cambios cíclicos inherentes a la mujer y querer encorsetarlos o esconderlos a permitirnos sentirlos y cuidarlos parando si hace falta. Se abre un nuevo abanico de matices, colores, sensaciones y emociones. Ese es uno de nuestros grandes poderes. Así que no permitas que nadie te lo robe ni lo acalle. Grítalo, sácalo a la calle. Vístete de rojo.

Aún así, tengo que decirte que el camino de restablecer mi ciclo natural y abrazar mi naturaleza no ha sido fácil; como toda flor, viene con sus espinas, y todavía paso por periodos dolorosos. Otro día te hablaré de todas las técnicas, trucos o terapias que más me han servido. Hoy, de momento, te voy a contar lo que utilicé esta vez para calmar el dolor, y que puedes aplicar para todo tipo de dolores, seas mujer, ¡o hombre! 

¡Ah! Aquí abajo puedes ver la ensalada que me prepararon en el restaurante donde canté, Ultramarinos Barcelona, para que veas que tuve final feliz. Delicious! Yummy!

El truco que utilicé esta vez fue un ejercicio de mindfulness que se llama la «Pausa de los 3 Minutos«. Aplicado a la situación, y probablemente un poco más largo, en mi caso. Y respirando mucho en las zonas localizadas del dolor. Pero lo puedes usar y adaptar en un sinfín de situaciones cotidianas; en la cola del súper, en el autobús, en la moto, mientras ves la tele… ¡Te lo cuento!

Primero de todo, tienes que parar aquello que estés haciendo y, si puedes, cerrar los ojos. Si conduces no, claro, jeje. Sino también sirve un «parar» interno. Para mí generalmente es como una «micromeditación pausa».

Minuto 1
Toma conciencia de cómo estás en el momento presente, pregúntate qué pensamientos, emociones y sensaciones corporales tienes en este momento.

Minuto 2
Redirige tu atención a las sensaciones físicas de la respiración.

Minuto 3
Expande tu campo de conciencia alrededor de la respiración, incluyendo todo el cuerpo. Es una sensación como de expandir y abrir la respiración a todo el cuerpo y más allá de él.

 

¡Pruébalo!
Espero que te sirva.
¡A mí me salvó el concierto! Y me dolía, M U C H O.
¡La la la!

Arigato

Tu naturaleza es sabia, bella y perfecta.
Sólo necesitas abrir los ojos para verlo.

🙂

With love,

A.

corazon

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